- 1 Calabacín grandote (o dos si son más pequeños)
- 40 o 50 gr. de queso de cabra (depende de la generosidad del relleno)
- Espinacas
- Tomillo
- Albahaca fresca
- Aceite de Oliva
- Zumo de limón
- Sal
- Pimienta Negra
Empezaremos lavando y secando muy bien los calabacines y cortando los extremos. Ahora viene, para mí, la parte más complicada de la receta. Con un cuchillo bien afilado o con una mandolina ancha (para que pueda coger todo el ancho del calabacín), cortamos a lo largo los calabacines, de forma que nos queden lonchas de medio centímetro como mucho. Mientras acabamos de lonchear el calabacín, ponemos a calentar una plancha. Pintamos por ambas caras las lonchas de calabacín con aceite, un pelín de sal, pimienta y tomillo y las ponemos por tandas en la plancha para que se hagan y queden tiernas.
Ponemos el queso de cabra en un cuenco con un poco de zumo de limón y pimienta negra y lo machacamos todo con un tenedor hasta obtener una pasta homogénea.
Extendemos la tira y ponemos en uno de sus extremos una cucharada de queso de cabra, unas hojas de espinacas y albahaca fresca. Salpimentamos y enrollamos con cuidado, de forma no se salgan los ingredientes.
Nos quedará algo parecido a la imagen de la derecha. La cantidad de albahaca fresca depende del gusto de cada uno, así que en vez de una hoja, igual a tí te gusta más con dos o más...
Procede de la misma forma con todas las lonchas de calabacín que tengas preparadas y luego, si no lo vas a consumir inmediatamente, mételas al frigorífico. Si te gustan un poco calientes, justo antes de comerlas dales un golpe de horno y si no, déjalas atemperar un rato antes de servir y consúmelas a temperatura ambiente.
Y ahora sí, a hincarle el diente! ¡Que aproveche!
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